Colleen Stanford
Breve historia del secador de pelo
Uno de los primeros dispositivos utilizados como secador de pelo fue la aspiradora. A comienzos del siglo, las aspiradoras tomaban el aire desde el frente y lo soplaban por detrás. Como venían con una manguera que podía conectarse en ambos lugares, muchas mujeres la conectaban y utilizaban el aire caliente de la aspiradora para secarse el cabello.
La permanente, un invento alemán
En 1906, el peluquero alemán Karl Nessler mostró al mundo una tecnología que cambiaría literalmente la forma del cabello durante el siglo siguiente. Después de años de experimentación, incluyendo dos intentos que casi incineran completamente el cabello de su esposa Katharina, Nessler perfeccionó finalmente un tratamiento químico con el que conseguía rulos permanentes en cabellos lacios.
Alexandre Godefoy, el peluquero que inventó el primer secador eléctrico
Como no podía ser de otra manera, el inventor del primer secador de cabello fue un peluquero francés: Alexandre-Ferdinand Godefroy. Para ello, le bastó con invertir la entrada de aire de una aspiradora. Una idea tan sencilla como original, que, en 1890, revolucionó la historia de la peluquería.
La primera permanente premiada en un campeonato
En 1935 se realizó en Londres un certamen de peinados con permanente, el Hairdressing Fashion Show. Allí, el primer premio fue para una permanente realizada con una ICall Machine de la época.
Historia del cabello: Antigua Grecia
Para los antiguos griegos también el cabello era una cuestión filosófica. Los jóvenes no se lo cortaban hasta la adolescencia. Las chicas,la víspera de su matrimonio. Y ofrecían sus primeros cabellos a algún dios. También solían cortárselo cuando moría un ser querido o admirado. Cortarse el pelo significaba, además, una muestra de dolor, una señal de luto y respeto.
Los egipcios y la permanente
Según la historia, fueron los antiguos egipcios el primer pueblo que aplicó una permanente en el cabello. Se trataba de un método muy rudimentario de rizado. Delgadas trenzas de cabellos se enrollaban en tronquitos rellenos de barro y fango y se secaban al sol.