¿Cómo se transmiten los problemas psicológicos en la piel?

By estheticworld / 15 noviembre, 2017

El estrés es una respuesta natural e innata del organismo a las situaciones que lo amenazan y que afecta a nuestra estabilidad emocional y física. Te aconsejamos cómo gestionarlo y encauzarlo de la mejor manera posible para tu beneficio.


Aunque el estrés tiene una función positiva en las personas, que es la de crear un estado de alerta y una respuesta rápida ante la adversidad, si se sufre de forma continua e intensa puede afectar a nuestras condiciones emocionales y físicas.

Del mismo modo que un problema o un disgusto puede provocarnos dolor de estómago, dolor fuerte de cabeza o tensión muscular, la piel (como otro órgano más del cuerpo) responde igualmente al estrés. Éste hace que la piel sea más sensible y reactiva, por ello las lesiones de la piel (heridas, acné,…) tardan más en desaparecer y las enfermedades dermatológicas se agravan (psoriasis, rosácea,…).

También se ha demostrado que el estrés deshidrata la piel y provoca el deterioro de su función protectora, facilitando la entrada de todo tipo de patógenos, además de favorecer su envejecimiento prematuro.

Consecuencias del estrés en la piel

El estrés produce desequilibrios hormonales. Las hormonas del estrés son la adrenalina y el cortisol (el cual causa una inflamación que rompe las fibras del colágeno, al tiempo que desencadena la respuesta de enrojecimiento y acné en las personas propensas y aumenta la producción de grasa). Este desequilibrio produce también el desajuste hormonal de otro tipo de hormonas como son los estrógenos y la testosterona, las cuales afectan directamente a la piel ya que favorecen el deterioro y envejecimiento de todas las células del organismo porque se liberan más radicales libres: células inestables que producen una reacción en cadena que destruye, es decir, envejece, las células sanas.

De la misma manera, un problema en la piel puede provocarnos estrés al estar totalmente interconectados. Las consecuencias del estrés sobre la piel disminuyen la autoestima por su efecto estético. Las personas con estrés tienden a descuidar su aspecto, lo que significa que se abandona el cuidado de la piel. Algunas conductas habituales en personas estresadas son morderse las uñas, rascarse con frecuencia y, en los peores casos, tirarse de los pelos.

Siguiendo con el círculo vicioso del estrés, quien lo padece, además, pierde la motivación o carece de tiempo para desarrollar los hábitos necesarios para acabar con sus problemas cutáneos llegando en ocasiones a empeorarlos. Algunas de las consecuencias del estrés en la piel son:

  • Aumento masivo de las canas: se ha determinado que los altos niveles de tensión pueden causar la pérdida de un tipo de sustancia que da color a los folículos pilosos y que provoca la pérdida de color en el pelo.
  • Caída del cabello y caspa: las situaciones estresantes a largo plazo o muy críticas pueden provocar alopecia, que es la que provoca la caída del cabello a parches redondeados, o incluso caspa, ocasionada por el exceso de sebo en el cuero cabelludo.
  • Aumento del acné: la tensión provoca una respuesta inflamatoria en el cuerpo que lleva a los poros a obstruirse en primer lugar y posteriormente a romperse, lo que origina el enrojecimiento de la piel y la acumulación de pus en una parte de la misma. A su vez, el aumento del estrés en el cuerpo provoca que se liberen más andrógenos (hormonas sexuales masculinas), algo que genera multitud de espinillas. En las mujeres este efecto es más notorio ya que liberan más cantidad de esta sustancia que los varones.
  • Disminución de la luminosidad de la piel: se produce debido a que el flujo sanguíneo se ralentiza, pues el corazón bombea más sangre para afrontar la situación que provoca el estrés. Como consecuencia, los nutrientes abandonan la piel del rostro para situarse en los músculos que deben afrontar aquello que nos genera tensión.
  • Aumento de las bolsas en los ojos: suele producirse por la escasez de horas de sueño.
  • Aumento del tamaño de la mandíbula: suele generarse después de una larga temporada haciendo rechinar los dientes, algo común en personas que sufren estrés.
  • Flacidez de la piel y envejecimiento prematuro: al ralentizarse el flujo sanguíneo se produce deshidratación y escasez de nutrientes en zonas determinadas del cuerpo, lo cual ocasiona flacidez. La flacidez cutánea también puede ser causada por el estrés en el ritmo de vida o de la dieta. Cuando no se duerme suficiente, no se bebe demasiada agua o se disminuye la cantidad de comida, vitaminas o minerales, la piel se vuelve flácida y pierde su tono.
  • Aparición de piel seca: una situación de estrés provoca que todos los nutrientes (entre ellos aquellos que mantienen húmeda la piel) se trasladen hacia otros músculos del cuerpo. A su vez, también lleva a que se evaporen lípidos.
  • Enrojecimiento de la piel: en las enfermedades inflamatorias, como aquellas que provocan el enrojecimiento de la piel, el estrés también es un elemento fundamental.
  • Herpes bucales: aunque son un problema vírico, una situación estresante puede despertar los virus latentes al hacer disminuir el sistema defensivo del organismo.
  • Urticaria: ante una situación de estrés, el organismo produce histaminas (como una alergia a esta situación) y tiene tendencia a eliminarlas.
  • Sudor excesivo: la descarga de adrenalina que provoca un momento de nerviosismo o estrés, puede provocar la hiperhidrosis.
  • Dishidrosis: se trata de una afección en la que aparecen unas pequeñas ampollas en las palmas de las manos, plantas de los pies y puntas de los dedos, que no se rompen. Pueden juntarse formando una ampolla grande produciendo picazón e irritación al contacto con el agua y otras sustancias.
  • Psoriasis y eczemas: el estrés no puede provocar una psoriasis por sí mismo ya que en esta dolencia hay más factores que influyen, pero muchas veces una situación de alto nivel de estrés puede ocasionar la aparición de ésta. La ansiedad, además, provoca que las lesiones piquen y haya una mayor tendencia al rascado que hace aumentar el picor y la inflamación de la piel.

Hábitos que favorecen el cuidado de la piel

Por suerte, los efectos del estrés sobre la piel son reversibles y desaparecen rápido cuando éste disminuye. Esto ayuda mucho a la persona afectada ya que se siente más animada y más segura de sí misma conforme ve como su apariencia mejora (y con ello, como hemos comentado antes, también se facilita que genere hábitos que favorezcan su cuidado personal). Así mejora su aspecto físico y previene la reaparición de estas afecciones.

La cosmética y los productos de belleza pueden ayudar a corregir las imperfecciones de la piel pero para mejorar las condiciones de ésta debemos de tener presente la importancia de llevar también una buena higiene, una dieta saludable, dormir entre 7 y 8 horas, disminuir el consumo de alcohol y tabaco,hidratarse adecuadamente bebiendo 2 ó 3 litros de agua al día, practicarejercicio físico de manera regular, realizar actividades placenteras (hobbies) y relajantes como yoga, pilates, meditación, etc.

Así pues, teniendo en cuenta todo lo anteriormente descrito, debemos de tomar conciencia plena de las consecuencias del estrés sobre nuestra piel e intentar tenerlo bajo control en nuestro día a día.

 

Ana Montoya Lapuente
Psicóloga
amontoya.avanzo@gmail.com

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