La estética y sus figuras principales en nuestro país. El secreto del éxito

Comenzamos una serie de reportajes dedicados al negocio de la estética y a la figura de la esteticista, en la que, cada vez desde una perspectiva distinta, daremos cabida a las principales figuras de nuestro país; y lo hacemos con un quinteto de lujo. Ellas son los ases de la estética, las pioneras y los nombres con más peso dentro de la estética española. No necesitan presentación: son, por riguroso orden alfabético, Felicidad Carrera, Carmen Navarro, Matilde y Emma Saurina y Maribel Yébenes.

(Un reportaje de María Serralta)

Pasión, esfuerzo, profesionalidad, conocimiento, innovación, búsqueda de la perfección y mucho trabajo, siempre al servicio del cliente, y con un trato impecable. Son, según las grandes empresarias de la estética, las claves del éxito en este negocio, especialmente hoy en día, en que el intrusismo y la mala praxis están demasiado generalizados. Básicamente, las mismas que en cualquier otro sector, con una puntualización muy importante: cuando una clienta entra en un centro de estética, está pidiendo a gritos que se le solucione un problema, y lo que demanda es un tratamiento que sea eficaz, que se lleve a cabo de manera impecable, y que ofrezca resultados visibles y duraderos en el tiempo.

La estética, hoy

A lo largo de las últimas décadas, el concepto de estética, así como el sector, han evolucionado mucho. Las nuevas tecnologías, las redes sociales y las posibilidades de tratamiento han abierto nuevos horizontes en la estética, que le han dado un giro importante al enfoque del negocio, que no tiene nada que ver con lo que era hace cuarenta años. Como explican Matilde y Emma Saurina, “actualmente los cambios y la evolución son rapidísimos, y solo con investigación y la máxima dedicación se consiguen resultados a la altura de las expectativas del cliente”. Un cliente que también ha evolucionado de forma radical: sabe lo que quiere, tiene a su alcance toda la información (aunque no siempre sea la correcta), y tiende a ser más desconfiado, por lo que es imprescindible darle argumentos muy ponderados, explicarle qué se le va a hacer y por qué, tanto a nivel de cosmética como de aparatología y técnicas.

A día de hoy, el concepto de estética ha evolucionado hacia la naturalidad, y lo que se pretende, a grandes rasgos, es, en palabras de Maribel Yébenes, “cumplir menos años”. Retrasar el envejecimiento es el objetivo de la gran mayoría de tratamientos estéticos, un objetivo que, según nos confirma Yébenes, se está consiguiendo. La estética y la cosmética han avanzado muchísimo, y lo que se intenta es retrasar lo más posible una cirugía estética. Si bien la estética y la medicina estética deben ir de la mano, la tendencia ahora es hacerlo sin grandes estragos, buscando la naturalidad, la seguridad, y no llegando nunca a deformar los rostros o hacerlos artificiales.

Según Felicidad Carrera, España se está convirtiendo en uno de los países punteros en Europa y en el mundo en el sector de la estética: “conjugamos una tradición estética muy importante con una apuesta por las nuevas tendencias en el sector por la que hemos apostado algunos centros, sin perder de vista ese trato personalizado y exclusivo para cada cliente. De hecho, España se está convirtiendo en uno de los destinos preferidos de un turismo médico-estético muy exigente, en el que los clientes vienen buscando tratamientos que solo pueden encontrarse en contados sitios de Europa y Estados Unidos”, aclara.

Hacia dónde vamos

Las expertas están de acuerdo: el futuro de la estética va hacia la máxima profesionalización y hacia la incorporación de los últimos avances científicos: la nanotecnología, las células madre, el plasma rico en plaquetas, la aparatología más avanzada… siempre en consonancia con unas buenas manos, que si bien son imprescindibles, no son suficiente hoy en día. “Cada día se tiene más conciencia de que la piel es nuestro mayor órgano y que sus células están vivas y en constante cambio. Mantenerlas dinámicas y sobre todo sanas es el presente y el futuro de la estética”, afirman las hermanas Saurina.

Las nuevas tecnologías y la aparatología, que si bien están presentes en este sector ya desde los años 70 (Maribel Yébenes nos cuenta que desde sus inicios ya contaba con muy buenos aparatos alemanes, en aquel entonces), han experimentado una evolución tremenda a lo largo de las últimas dos décadas, y seguirán teniendo cada vez más peso en los tratamientos estéticos, pero siempre seguirá siendo necesaria la figura de la esteticista, eso sí, cada vez más preparada y con más conocimientos.

La figura de la esteticista

En pleno siglo XXI, la figura de la esteticista ha evolucionado a pasos agigantados. Ya nada tiene que ver con una señora que sabía dar buenos masajes, como nos comenta Carmen Navarro. Una esteticista hoy en día debe tener una formación pluridisciplinar, en la que no pueden faltar conocimientos de materias como anatomía, biología, fisiología, cosmetología, masaje… Además, todas las grandes empresarias de la estética están de acuerdo: es imprescindible que esté inmersa en un constante proceso de aprendizaje y reciclaje, más aún en un sector en el que hay que adelantarse a las demandas de los clientes, ofreciendo tratamientos nuevos y efectivos aplicados de la forma más segura y contrastada. Una buena esteticista debe estar preparada para hacer un diagnóstico perfecto y un tratamiento que también lo sea, y para ello, son básicos dos aspectos: el “ojo clínico” del que nos habla Maribel Yébenes, que afirma que la piel te habla y te dice lo que necesita si sabes escucharla, y la comunicación con la clienta, hacerle una serie de preguntas e interpretar sus respuestas. Además, tiene que ser pulcra, organizadísima, tener muy claro cómo tiene que trabajar y cómo va a analizar y a tratar una piel. Solo así, junto con la experiencia y el conocimiento, se podrá prescribir y llevar a cabo el tratamiento más adecuado para cada persona.

. Una esteticista de élite, ¿nace o se hace? Maribel Yébenes, Felicidad Carrera y las hermanas Saurina consideran que es una combinación de ambas cosas, dado que se trata de una profesión muy vocacional, que requiere de una sensibilidad especial y una pasión con la que hay que nacer, aunque por supuesto no es suficiente con tener pasión por el trabajo: son imprescindibles el esfuerzo, el trabajo, la formación continua y la tenacidad. Pero no todas nacieron con esta vocación: por su parte, Carmen Navarro confiesa que nunca se había planteado ser esteticista hasta el año 1973, cuando descubrió su pasión y empezó a trabajar en el sector de la estética.

La receta del éxito

Para Maribel Yébenes, una esteticista es “una enfermera de la belleza, cuya vida es la entrega a los demás”. El asunto se complica cuando la esteticista se convierte en una empresaria de la belleza, como es el caso de nuestras cinco protagonistas. Porque… ¿qué tiene que tener una buena esteticista para ser una buena empresaria de la estética? En este punto, cada una tiene su visión personal. Hay quien lo ha ido haciendo casi de forma intuitiva según iba creciendo su negocio y no ha tenido nunca una mente empresarial, y quien antes de dar cada paso ha hecho un análisis exhaustivo desde el punto de vista de un empresario. Sin embargo, todas están de acuerdo en que la clave es el trabajo duro y el conocimiento. Es necesario tener liderazgo, perseverancia, sentido práctico, gestión de equipos, saber delegar y tener un control total… por supuesto, siempre con muchas ganas, entusiasmo, ilusión y entrega. Según Carmen Navarro se va haciendo de forma natural: “llega un momento en la vida en que dices: yo ya no estoy para hacer tratamientos en cabina, estoy para dirigir y para preparar. Hay que dejar paso a gente más joven y aportarles tus conocimientos y la experiencia que has ido acumulando con el paso de los años”. La prudencia es otra virtud que no debe faltarle a una buena empresaria de la estética: “ante cualquier novedad o lanzamiento tanto en el área de la cosmética como en el de la aparatología y la medicina estética hay que ser cauto, sopesar pros y contras y estudiar los resultados empíricos para no dejarse nunca llevar por modas. Las modas pasan, y si quieres que tu empresa perdure, debes ante todo actuar con coherencia”, concluyen Emma y Matilde Saurina.

Dirigir un centro de élite

¿Cómo se dirige un centro de estética puntero? Conociendo a la perfección todos y cada uno de sus aspectos, con una gran pasión por el trabajo y con un afán constante de superación y mejora. En esto, todas las Reinas de la Belleza están de acuerdo, así como en la búsqueda de la excelencia. Sin embargo, cada una nos aporta su visión personal. “Se dirige trabajando muchísimo, con sentido común, empezando desde cero y subiendo poquito a poco. Eso me ha permitido saber hacerlo”, asegura Maribel Yébenes. “Al margen de aspectos como la ilusión, el esfuerzo o el conocimiento, es importante que te acompañen los resultados, y no hay premio más importante que la fidelidad de tus clientes”, añade Felicidad Carrera. “Con mucha dedicación, investigación y trabajo”, afirman Emma y Matilde Saurina. “Trabajando catorce horas al día, conectando con lo último, buscando lo mejor, y, por último, creando mi propia marca”, apunta Carmen Navarro. “Yo creo que es un paso importante, grandes esteticistas como Helena Rubinstein o Estée Lauder ya lo hicieron en su día. Es la expansión de Carmen Navarro”, concluye.

Y es que dos de las cinco grandes figuras de la belleza en España, Carmen Navarro y Maribel Yébenes, cuentan con sus propias firmas cosméticas, Terrapura y MY Secret, respectivamente.

El trato al cliente

La profesionalidad es clave en este sector. Carmen Navarro nos lo explica: “es fundamental saber tratar a las personas, la comunicación. Si no hay comunicación con la clienta no vamos a conseguir nada, pero nunca hay que confundir comunicación con amistad. Es un error muy frecuente: si te haces amiga de tu clienta, pierdes la profesionalidad, y ahí lo has perdido todo”, asegura. Es básico ser buena profesional, saber hasta dónde hay que llegar, atender a la clienta al máximo y buscar que esté cómoda y se sienta relajada y a gusto (luz, música, temperatura de la cabina…). “No se debe hablar con la clienta mientras estamos trabajando: viene muy estresada y necesita su espacio y su tiempo. Si estás hablando todo el tiempo, ni haces bien el tratamiento, ni la clienta lo recibe bien”, añade.

Maribel Yébenes afirma, en la misma línea, que “aquí la gente no viene a buscar a una amiga que le toque la cara. Hay que cuidar mucho cada tratamiento, con una técnica perfecta y un trato impecable, buscando que sea agradable pero enfocándolo siempre en los resultados”. Asimismo, nos habla sobre la importancia de la acogida y el trato a cada cliente: “quiero que la gente se sienta cómoda y sienta que la acogemos muy bien. Que cada persona sienta que es única, exclusiva, y que la están tratando como una princesa”.

Felicidad Carreracarmen navarroCarmen Navarro

saurinasMatilde y Emma Saurina
yebenesMaribel Yébenes

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