By Expertos / 5 diciembre, 2019

Manchas: BORRÓN Y PIEL NUEVA

En otoño, uno de los aspectos que más preocupan a las clientas es la aparición de manchas en zonas como la cara, el escote o las manos. Repasamos los tratamientos y principios activos más adecuados con los que se pueden borrar.

Por Mayte Martínez

La melanogénesis es el proceso por el cual a través de la síntesis de melanina conseguimos el bronceado. Con la edad y el fotoenvejecimiento, la velocidad y capacidad de renovación de la epidermis decrece, alterando la funcionalidad cutánea y mostrando un aspecto menos uniforme y luminoso. Es entonces cuando la pigmentación aparece en la piel en forma de manchas que se han de tratar con un cuidado específico.

 

La exposición solar prolongada es la mayor culpable de los lentigos, los cuales aparecen asociados al fotoenvejecimiento y aumentan con los efectos acumulados de la radiación ultravioleta en las zonas expuestas al sol, principalmente el rostro. Suelen tener una forma redonda y bien definida. Para su eliminación debemos utilizar cosméticos despigmentantes que contengan principios activos como el retinol, el ácido glicólico, la arbutina, además de antioxidantes como la vitamina C. Peelings, láser, mesoterapia y luz pulsada serán nuestros grandes aliados.

Una de las mejores maneras de conseguir atenuar las manchas es mediante protocolos a base de vitamina C. Esta reduce la cantidad de melanina, llevando a cabo una acción despigmentante sobre las manchas y previniendo su aparición

No solo es culpa del sol

La pigmentación en la piel viene determinada genéticamente por la cantidad y el tipo de melanina y es inducida por la exposición a la luz UV. Pero este complejo proceso no depende sólo de la melanina, sino de la transferencia de esta a los queratinocitos y su transporte por toda la superficie cutánea.

Numerosos factores, externos e internos, son determinantes en el origen de la hiperpigmentación: la predisposición genética,
la radiación solar, los procesos inflamatorios, algunos cambios hormonales como el embarazo, tratamientos de estrógenos, el estilo de vida, el envejecimiento, exposición a químicos o medicamentos fotosensibilizantes.

La hiperpigmentación de la piel es uno de los problemas más comunes, afecta a más del 90 % de los adultos mayores de 50 años y es una preocupación relevante independientemente del color de piel, tanto por su afectación estética como por su efecto negativo a nivel psicoemocional y sobre la calidad de vida. Provoca una falta de tono uniforme y es un problema que puede darse a cualquier edad, por la carga genética o por factores fisiológicos que desequilibran el funcionamiento de los melanocitos (células responsables de la producción de melanina). Pero lo cierto es que sí se agrava por agentes medioambientales como las radiaciones ultravioleta y la contaminación urbana, que está relacionada con la presencia del 20 % de las manchas pigmentarias de la frente y las mejillas. La solución para borrarlas está en la cosmética antimanchas despigmentante de alta intensidad, que contribuye a reducir la producción de melanina y en los protocolo en cabina y tratamientos de peeling o resurfacing, que ayudan a eliminar los acúmulos de piel y mejorar la regeneración epidérmica. Además, hay que elegir también aquellos tratamientos que aporten iluminación al rostro y que unifiquen el tono.

El secreto está en encontrar una fórmula que logre disminuir la producción de la melanina a la vez que trabaje sobre la oxidación celular y la glicación, uniformizando el tono y aumentando la luminosidad

 

Ingredientes que ayudan a la piel

Vitamina C. Una de las mejores maneras de conseguir atenuar las manchas es mediante protocolos a base de vitamina C, que favorece la renovación celular y proporciona un tono más uniforme y luminoso. Reduce la cantidad de melanina de la piel, llevando a cabo una acción despigmentante sobre las manchas y previniendo su aparición.

Ácido glicólico. Se ha convertido en uno de los ingredientes más demandados gracias a sus beneficios para conseguir una piel más luminosa y sin manchas. El ácido glicólico es un potente alfahidroxácido, que por su estructura más simple y su bajo peso molecular penetra fácil y profundamente en la piel, lo que lo convierte en uno de los más efectivos. “Debido a la exfoliación o peeling químico que lleva a cabo el ácido glicólico, conseguiremos que las pieles con tendencia a tener melasma difuminen sus manchas cutáneas”, señala Helena Rodero, experta en cosmecéutica.

Retinol. Es un potente activo que estimula la producción natural de colágeno y ácido hialurónico, reduce el tamaño de los poros y aclara las manchas. Penetra en las capas profundas de la piel, gracias a su ligero peso molecular, y favorece la renovación celular.

Arbutina. Es un derivado de la hidroquinona muy popular en Asia. Potente despigmentante de la piel, es perfecto para atenuar los melasmas y las marcas asociadas a las quemaduras del sol, entre otras manchas. La arbutina está indicada para combatir la hiperpigmentación y unificar el tono de la piel gracias a sus propiedades inhibidoras de la melanina.

Ácido kójico. Es un activo de origen natural resultante del proceso de fermentación del Sake japonés (un destilado de arroz). A nivel cosmético está ampliamente avalada su actuación sobre los melanocitos, inhibiendo la síntesis de melanina, al bloquear la transformación de la L-Tirosina, un aminoácido precursor de esta. Además de una potente acción unificadora del tono, también tiene propiedades detoxificantes o purificadoras y antioxidantes. En cosmética se recomienda una concetración mínima del 1 % para lograr resultados eficaces, pero podemos encontrar fórmulas con hasta un 3 % del mismo.

Aceite de raíz de regaliz. Múltiples estudios han demostrado que funciona como un extraordinario inhibidor de la tirosinasa (enzima catalizadora de la oxidación) para reducir la pigmentación y el eritema inducidos por los rayos ultravioleta,
disminuyendo el contenido de melanina cuando se aplica sobre la piel y limitando la pigmentación. Funciona como un ‘blanqueante’ de las zonas hiperpigmentadas del cutis, contribuyendo a homogeneizar el tono.

Hidroquinona. Quizá sea el compuesto químico más conocido para quitar las manchas de la piel. Actúa, también, inhibiendo la tirosinasa, enzima que convierte la tirosina en melanina.

El secreto está en encontrar una fórmula que logre disminuir la producción de la melanina a la vez que trabaje sobre la oxidación celular y la glicación, es decir, sobre el envejecimiento cutáneo a nivel global, uniformizando el tono, aumentando la
luminosidad, combatiendo las arrugas y la deshidratación.

Que disminuya en la epidermis la síntesis de melanina, que inhiba la actividad de la tirosinasa y mejore la renovación celular,
eliminando la melanina acumulada en las capas superiores de la piel. Además, hay que proteger la dermis, y los fibroblastos de su degradación prematura y prevenir la glicación, retrasando la aparición de nuevas manchas.

 

Lentigos versus melasma

Probablemente los lentigos son las manchas que más preocupan al grueso de la población. Las ocasionadas por los signos de la edad suelen ser superficiales, con un color menos oscuro y más fáciles de combatir que las manchas ocasionadas por un exceso de sol, que suelen aparecer alrededor de los cuarenta, aunque cada vez hay más casos antes de los treinta.

El melasma, también llamado cloasma o ‘paño’ a nivel coloquial, es una afección sin causa exacta conocida,
más habitual en mujeres y debido a cambios hormonales derivados del embarazo, tratamientos de fertilidad, la menopausia o la toma de anticonceptivos, y empeora con la radiación ultravioleta. Se produce una discromía oscura, difusa y simétrica y suele salir en la frente, las mejillas y la zona peribucal. “De todos los tipos de manchas, es la más difícil de tratar”, dice taxativo el dermatólogo Emiliano Grillo. Es una patología crónica, con alto porcentaje de recidivas. No se trata de una alteración de las hormonas propiamente dicha, sino de una sensibilización aumentada frente al sol que dichas hormonas producen en determinadas zonas de la cara. El ácido tranexámico, que se administra de forma localizada con mesoterapia y bloquea la melanina justo donde se produce, consigue aclararlo hasta su progresiva desaparición.

Sin embargo, hay que aceptar que “hay casos en los que no podemos eliminar la mancha por completo, solo apaciguarla y contenerla. Existen tratamientos de láser, luz pulsada, peelings de agentes despigmentantes y terapia intralesionar que recurre a la técnica de la mesoterapia para tratar directamente las zonas afectadas”, explica el Dr. Lajo Plaza.

 

Tratamientos más indicados

Peeling a la carta. Se realizan con productos para descamar la piel y ayudarla a regenerarse, como son los ácidos de fruta (AHA), retinoico, fítico, láctico, pirúvico y glicólico para las manchas superficiales o de la dermis superficial. En el caso de manchas más profundas se necesita un peeling más fuerte con fenol. Pueden ser de tipo medio, como los de TCA (ácido tricoloracético). Hay que avisar a la clienta de que se dará una peladura durante 3 a 7 días y que la piel queda enrojecida al principio, aunque puede incorporarse a la rutina sin esperas, con el cuidado de aplicar la máxima protección solar. El peeling de ácido ferúlico se realiza en una sola sesión, combate las manchas y unifica la pigmentación irregular de la piel. Gracias a su gran poder antioxidante, también controla la actividad de la tirosinasa.

Luminoterapia LED. Es un complemento idóneo para los tratatamientos despigmentantes y uniformizadores del tono. “Numerosos estudios ratifican su eficacia en la estimulación de la regeneración cutánea y la minimización de los procesos
inflamatorios”, exponen las Dras. Mira y Cueto.

Mesoterapia revitalizante cargada de antioxidantes, minerales y oligoelementos. Devuelve a la cara, el cuello y el escote su vitalidad. Con el ácido tranexámico, un medicamento sintético semejante a la lisina (aminoácido esencial), tiene la capacidad de inhibir la tirosinasa. La posibilidad de introducirlo en la dermis mediante microinyecciones, justo donde se gesta la pigmentación, e interferir su desarrollo, le convierte en una herramienta terapéutica de primer orden.

 

Oligopéptidos. Por un lado, inhiben la síntesis de melanina, y por otro, evitan la transferencia de la melanina previamente
producida a las células superficiales de la piel, disminuyendo considerablemente las manchas. El producto se aplica en todo el rostro, como si se tratara de una mesoterapia convencional. Hay que utilizar la técnica de la microcolmena: cada 0,2 cm en horizantal y 1 cm en vertical. Como consecuencia, podrían aparecer pequeños hematomas que desaparecerían a los pocos días. Sin embargo, las manchas tipo melasma se reducen considerablemente y pueden llegan a desaparecer, siempre advirtiendo que, por su componente hormonal, son una patología crónica y pueden volver a aparecer. El tono de la piel se tornará más radiante y luminoso. Aparte de mejorar la apariencia de las manchas, mejora considerablemente la apariencia de la piel dañada por el sol y fotoenvejecida. Para garantizar los resultados se recomienda practicar 2 sesiones.

Los ácidos de fruta (AHA), retinoico, fítico, láctico, pirúvico y glicólico, tratan las manchas superficiales o de la dermis superficial. El ácido tricoloracético trata las de tipo medio. En el caso de manchas más profundas se necesita un peeling más fuerte con fenol

 

Microporación. Las micropunciones mecanizadas aseguran que la distribución de activos es completamente homogénea y más superficial que en la mesoterapia manual, lo cual, para este fin, resulta muy eficaz. En cuanto a los activos empleados, se usa ácido tranexámico para la coloración melánica y lactoferrina para tratar depósitos de hierro, que también producen coloraciones parduzcas.

Infiltraciones. A base de péptidos aclarantes y antiinflamatorios, proporcionan la prevención y corrección de varios tipos de hiperpigmentación, normalizando la melanogénesis.

Crioterapia. Consiste en una quemadura térmica con nitrógeno líquido para destruir las células y exfoliar la piel. Esta técnica está más destinada al tratamiento de manchas superficiales y aisladas, sin embargo, el riesgo de sufrir cicatrices es mayor que con otras técnicas, por lo que es menos recomendable para pieles sensibles.

Luz Pulsada Intensa (IPL). Para iluminar, cerrar los poros y reducir las manchas. Los tratamientos con láser y luz pulsada suelen ser más recomendables para pieles claras, ya que en pieles oscuras existe mayor riesgo de sufrir quemaduras.

Láser. Catalogado por los expertos como la solución más eficaz. Se puede combinar con cremas despigmentantes, sobre todo en manchas localizadas. Dependiendo del tipo de mancha, se utilizará un tipo u otro de láser. Algunos de los más comunes son: Q-swithched, Alejandrita de pulso variable (para los lentigos en ambos casos), láser de CO2 (para lunares o nevus), Fraxel Dual (para el melasma) y Micro Láser Peel (para manchas superficiales). Algunos trabajan con cuatro longitudes de onda diferentes para eliminar la pigmentación, minimizando el riesgo de daños en el tejido colindante. Borran lesiones pigmentadas de diversos grados y profundidades gracias a la ruptura mecánica de la melanina en la zona dañada, dando como resultado una piel luminosa y sin manchas. Otros, por su parte, utilizan picosegundos para disgregar las partículas de lesiones pigmentadas (lentigos, melasma, nevus).

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