Percepción y hábitos de salud en torno a la fotoprotección

Sólo el 2,5% de los españoles se aplica de manera correcta la crema fotoprotectora, según el IV Estudio CinfaSalud “Percepción y hábitos de salud de la población española en torno a la fotoprotección”, avalado por la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Es decir, solamente dos de cada cien personas encuestadas siguen las tres medidas que garantizan la eficacia del fotoprotector: aplicarse el producto treinta minutos antes de tomar el sol, renovarse la fotoprotección cada dos horas y reaplicarla tras bañarse o secarse. Uno de cada tres (36,4%) no sigue ninguna de ellas de forma correcta. Todo esto y mucho más acerca del sol y la salud en este más que interesante informe.

Según el IV Estudio CinfaSalud, efectivamente, sólo el 2,5 de los españoles se aplican bien el fotoprotector. La investigación se ha basado en un cuestionario online realizado a una muestra representativa de 3.000 mujeres y hombres de nuestro país, de entre 18 y 64 años, residentes en todas las comunidades autónomas. De ellos, el 57,8% pertenece a los fotototipos más claros (I, II y III), con mayor proporción de mujeres que de hombres.

De acuerdo al estudio de CinfaSalud, dos de cada tres mujeres (66,3%) afirman que el sol mejora su estado de ánimo, es bueno para sus huesos y se sienten más guapas bronceadas, mientras que solo uno de cada tres hombres (33,7%) piensa lo mismo. Por otro lado, el cáncer cutáneo (80,1%), seguido por las quemaduras (7,5%) y el envejecimiento de la piel (5,8%) son los efectos perjudiciales del sol que más preocupan a los encuestados.

Como apunta el dermatólogo José Carlos Moreno Giménez, Presidente de Honor de la AEDV y Coordinador de la campaña Euromelanoma de la Fundación Piel Sana, “las personas con fototipo I y II corren mayores probabilidades de sufrir los efectos negativos del sol sobre la piel y la salud. No obstante, todos debemos tomar medidas para protegernos, puesto que la sobreexposición constituye el principal factor de riesgo. Sobre todo, si se repite a lo largo del tiempo, ya que la piel tiene memoria”.

Radiación IR-A, la gran desconocida

Por otra parte, nueve de cada diez españoles sí saben que las radiaciones UV pueden producir cáncer cutáneo (91,8%) y quemaduras (93,5%), mientras que el 78,2% es consciente de que, con el tiempo, pueden provocar la aparición de   arrugas y manchas en la piel (78,2%). En cambio, solo uno de cada cinco encuestados (20%) sabe que el sol emite radiaciones infrarrojas A (IR-A) y el 65,9% reconoce no saber qué son.

Como resume la doctora Aurora Garre, experta médica de Laboratorios Cinfa, “en este estudio hemos constatado que, si bien la población conoce en gran medida los efectos nocivos que producen las radiaciones UV, todavía no existe conciencia en nuestro país sobre otro tipo de radiaciones que también son perjudiciales para nuestra piel, como las infrarrojas A (IR-A). Esta produce sobre la piel una sensación de calor, atraviesa todas las capas de la dermis hasta llegar a la más profunda, la hipodermis, lo que agrava los efectos nocivos de las UV y desencadena la mayor parte de los cambios asociados a la edad que se producen en la piel”, explica la doctora Garre.

 

Mayor conocimiento, mayor factor de fotoprotección (SPF)

Por otra parte, el nivel de conciencia acerca de los efectos perjudiciales que pueden provocar los rayos solares parece influir en la elección del factor de fotoprotección solar (SPF): el 71,4% de los españoles con mayor conocimiento de las radiaciones UV utiliza factor de protección alto o muy alto (30 o más), casi un 20% más que en 2011 (Estudio Cinfa Fotoprotección 2011). En todo caso, las mujeres (60,1%) se muestran más sensibilizadas que los hombres (39,9%).

Además de aplicarse la crema fotoprotectora (69,1%), evitar el sol en las horas centrales del día (53,1%), permanecer en la sombra (35,6%) y protegerse con ropa o gafas de sol (31,8%) son las precauciones recomendadas por los dermatólogos que toman más a menudo los participantes en la encuesta para protegerse de las radiaciones solares.

 

Diez consejos para disfrutar del sol con responsabilidad

Como recuerda la doctora Aurora Garre, “las recomendaciones sobre fotoprotección pueden resumirse en unos sencillos hábitos que, adoptados en nuestra vida diaria, nos permitirán disfrutar del sol y el ocio al aire libre sin poner en riesgo nuestra salud y la de nuestra piel”:

 

1.- Refuerza las defensas de tu piel con una dieta rica en antioxidantes. Una dieta rica en frutas y verduras con vitamina E y vitamina C contribuirá a proteger tu piel de las agresiones del sol, al igual que lo puede hacer un aporte extra de estos micronutrientes en forma de complementos nutricionales. Puedes consultar a tu farmacéutico al respecto.

 

2.- Evita la exposición solar en las horas centrales del día. Los rayos solares son más fuertes y perjudiciales entre las doce de la mañana y las cuatro de la tarde. También la altitud aumenta la peligrosidad del sol, así como algunos tipos de nubosidad.

 

3.- La sombra, tu mejor aliada. Resguárdate de los rayos del sol bajo los árboles o usa una sombrilla, aunque no olvides que su protección no es total, porque algunos tipos de superficies –agua, arena, nieve, hierba- reflejan las radiaciones solares.

 

4.- Protégete también en el automóvil. Al elegir tu nuevo coche, recuerda que los cristales más eficaces son los laminados tintados de gris. En el caso de coches ya fabricados, puedes colocar películas plásticas sobre los cristales o tintarlos, siempre de acuerdo a la legislación.

 

5.- Consulta los índices ultravioleta (IUV). Antes de la exposición al sol o una actividad al aire libre, conviene informarse sobre la intensidad de las radiaciones a través de canales como la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) o la app solar de Be+: a partir de 6, el riesgo es alto y se deben extremar las medidas de fotoprotección, así como elegir el SPF adecuado.

 

6.- Protege tu cuerpo con la ropa adecuada y usa sombrero. Los colores oscuros protegen más que los claros y algunos tejidos, como el algodón, la viscosa, el rayón y el lino, protegen menos que otros como el nailon, la lana, la seda y el poliéster. Respecto al sombrero, uno de ala ancha proyectará sombra a tu rostro y cuello, además de a tu cabeza.

 

7.- Utiliza gafas de sol para evitar los daños oculares. Es necesario que las gafas tengan una protección 100% frente a los rayos UV y solo si están homologadas por la Unión Europea, se puede garantizar que así sea. Las que mejor protegen los ojos y la piel que los rodea son las gafas de tipo envolvente.

 

8.- Utiliza un fotoprotector adecuado a tu fototipo y a las circunstancias de la exposición. Nunca te apliques factor de protección inferior a 30. Por su parte, las personas de fototipos claros (I y II) deben usar siempre un SPF muy alto (50+) y en cuyo envase se especifique que también protege de la radiación ultravioleta A con el símbolo . Póntelo media hora antes de exponerte al sol y reaplícalo cada dos horas y tras el baño, acordándote de secar bien la piel antes. Elige, además, bálsamos labiales que contengan filtros solares.

 

9.- No bajes la guardia después del verano. Las radiaciones solares son peligrosas durante todo el año, no solo en verano. Recuerda también, cuando practiques deportes de invierno, que la nieve refleja un 80% los rayos de sol, por lo que debes emplear fotoprotectores con un SPF mayor de 50.

 

10.- Mucho cuidado con las salas de bronceado. El bronceado artificial no protege frente al fotoenvejecimiento y conlleva un riesgo de cáncer de piel, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

Aplicar o ingerir sustancias fotoprotectoras

Las sustancias fotoprotectoras evitan que las radiaciones penetren en la piel, gracias a su capacidad para absorber, reflejar o dispersar los rayos solares. Pueden ingerirse o aplicarse sobre la piel:

  • Fotoprotectores orales

Gracias a su efecto antioxidante, antiinflamatorio o inmunomodulador, los fotoprotectores orales ejercen un efecto preventivo sobre el daño causado por la radiación ultravioleta. Aunque no filtran la radiación ni tienen una gran potencia de actuación, son un buen complemento en las medidas de fotoprotección.

Los más frecuentes son, según la guía “Cómo prevenir
los efectos nocivos del sol”, publicada por el Gobierno
de Navarra, los beta-carotenos, el extracto de la planta Polypodium Leucotomos, la combinación de antioxidantes como la vitamina C y E en dosis altas, los polifenoles del té verde y los ácidos grasos poliinsaturados omega-3. En el mercado, existen diferentes complementos alimenticios que contienen estas sustancias.

  • Fotoprotectores tópicos

Se aplican sobre la piel y contienen sustancias químicas y/o físicas, conocidas como filtros, capaces de absorber o reflejar los rayos solares. En función del tipo de filtros que contengan
y de su concentración, poseerán mayor o menor capacidad de protección frente a las radiaciones UVB, UVA e infrarrojas (IR-A).

La legislación europea los considera productos cosméticos con una función “protectora” contra la radiación UV, que previene las quemaduras solares. Destaca también su papel preventivo de los daños relacionados con “el envejecimiento e inmunosupresión inducida por el sol” y de algunos tipos de cánceres de piel.

A pesar de ser una de las medidas de fotoprotección más eficaces, solo el 2,5% de los encuestados sigue las tres medidas que garantizan la eficacia de la crema solar, según el estudio “IV Estudio Cinfasalud: Percepción y hábitos de salud de la población española en torno a la fotoprotección”, elaborado por Cinfa y avalado por la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

La consecuencia es, según datos de esta última entidad, que el 39% de las personas que usan fotoprotectores tópicos sufren quemaduras solares. Es decir, resulta crucial aplicarse correctamente este tipo de protección solar, al igual que saber elegir el tipo adecuado a nuestro tipo de piel, la intensidad del sol o las circunstancias de la exposición.

 

Fotoprotectores tópicos, salud a flor de piel

Por tanto, para usar los fotoprotectores tópicos de una manera eficaz, resulta crucial conocer los distintos tipos disponibles en el mercado, su capacidad de fotoprotección y despejar posibles dudas acerca de la manera correcta de aplicarlos.

 

Tipos de filtros solares

Todos los fotoprotectores son resultado de una mezcla de filtros de diferente naturaleza. Según su forma de actuación, podemos diferenciar varios tipos de filtros solares:

  1. Químicos (u orgánicos). Absorben la radiación solar y la transforman en otros tipos de energía que no producen daño cutáneo. Son los más aceptados por su buena cosmética y actualmente, a nivel europeo, se ha determinado una dosis máxima para minimizar el riesgo de intolerancia cutánea. Su empleo combinado con filtros físicos es imprescindible para conseguir factores de fotoprotección altos o muy altos.
  2. Físicos (o inorgánicos). Son polvos inertes de origen mineral, que reflejan y dispersan la radiación lumínica
que incide sobre ellos. Por ejemplo, el óxido de zinc y de hierro, el dióxido de titanio, silicatos como las arcillas y el talco. Habitualmente no son irritantes ni sensibilizantes, son fotoestables y no tienen absorción sistémica. Su inconveniente es que dan a la piel un aspecto blanquecino y ensucian la ropa, aunque actualmente se emplean micronizados para dotarlos de mayor transparencia.
  3. Mixtos. Poseen ambos mecanismos de acción, es decir reflejan y absorben la radiación solar dentro de un espectro que incluye UVA, UVB e infrarrojos.
  4. Biológicos. Son aquellos filtros que por su acción antioxidante neutralizan los efectos negativos de la radiación en la piel. Estos antioxidantes suelen incluirse en todas las formulaciones en mayor o menor medida.

La legislación obliga a los fabricantes a aportar al consumidor en la etiqueta un listado de todos los ingredientes y filtros incluidos en la composición del producto.

 

Qué más podemos pedirles a los fotoprotectores

Además de garantizar el SPF que indica su etiqueta, un buen fotoprotector debe cumplir los siguientes requisitos:

  • Contener filtros que cubran la mayor parte del espectro solar: UVB, UVA e infrarrojos (IR-A). Esta información debe quedar clara en el etiquetado.
  • Ser resistentes al agua (su factor de protección en la piel no se altera tras dos inmersiones de veinte minutos), sobre todo en el caso de los productos infantiles.
  • Mantenerse estable frente a la acción del aire, el calor y la humedad, así como ser resistente a la degradación por la luz (debe ser fotoestable).
  • Mantenerse adherido a la piel y garantizar una protección prolongada pese a la práctica de actividad física, la posible sudoración o al roce con la arena. Este es el caso, por ejemplo, de los fotoprotectores wet skin.
  • Ser hipoalergénico: debe garantizar una alta tolerancia, incluso en pieles sensibles, e incluir principios activos o excipientes que no provoquen reacciones de sensibilización o alergias.
  • Que sea fácilmente aplicable y agradable en cuanto a tacto, brillo y color: en el mercado, existen presentaciones para todos los gustos (crema, espray, leche, gel, etc.).

 

Cuál es mi fototipo

Nuestro organismo cuenta con mecanismos biológicos
de defensa para protegerse de los rayos solares como el propio bronceado, que, hasta cierto grado, aunque nunca
de un modo total, nos protege de las quemaduras. Siempre debemos tener muy en cuenta que el bronceado natural nunca puede sustituir al resto de medidas de fotoprotección.

La eficacia de este tipo de protección natural y, por tanto, la capacidad de cada persona para exponerse al sol sin quemarse, depende del fototipo. Este viene determinado por la pigmentación de la piel, el color de ojos y cabello, la cantidad de pecas y la capacidad de la piel para adquirir el bronceado.

El fototipo permite, por tanto, establecer la sensibilidad
al sol de cada persona y su capacidad natural de hacerle frente, lo que, a su vez, indicará el índice de protección que debe adoptar para protegerse de sus efectos nocivos. Evidentemente, son los fototipos I y II, los menos tolerantes a las radiaciones solares, quienes deben redoblar las precauciones.

Pero tampoco la población con fototipos superiores puede ignorar las medidas de fotoprotección, ni siquiera aquellas de los tipos V y VI, ya que, además de la piel, las radiaciones pueden dañar los ojos y el sistema inmunológico.

 

 

 

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CRITERIOS PARA ELEGIR UN FOTOPROTECTOR

Cada persona, incluso dentro de la misma familia, necesita un tipo de fotoprotector específico. En concreto, a la hora de valorar el más idóneo para nosotros o nuestros hijos, debemos tener en cuenta:

  1. a) Las circunstancias de la exposición: hora del día, estación del año, latitud, altitud, intensidad de las radiaciones (IUV)…
  2. b) Los factores individuales: edad, tipo de piel, fototipo, zona del cuerpo en que se aplique…
  3. c) Otros factores: embarazo, estar bajo tratamiento con medicamentos fotosensibles, problemas en la piel como dermatitis alérgica…

En función de los anteriores factores, elegiremos, en primer lugar, un fotoprotector con el SPF o Factor de Protección Solar adecuado.

  • El SPF o Factor de Protección Solar

El SPF o Factor de Protección Solar indica el número de veces que la loción aumenta la capacidad de defensa natural de la piel frente al eritema o enrojecimiento previo a la quemadura. De hecho, se calcula a partir de una unidad llamada mínima dosis eritemática (MED) o, lo que es lo mismo, la dosis más pequeña de radiación ultravioleta que produce enrojecimiento perceptible en la piel humana.

La MED se mide con y sin la acción del fotoprotector y la división de ambos valores da como resultado el factor de protección de este último frente a los rayos UVB. De esta manera, una persona que aplicara sobre su piel un índice de protección 20 tardaría 20 veces más tiempo en ponerse roja al sol que si no llevara protección. No obstante, es importante recalcar que no existe la protección total: incluso aplicando los mayores índices del mercado, siempre penetra algo de radiación ultravioleta en la piel. En la Unión Europea, la evaluación del SPF se lleva a cabo mediante el método COLIPA, basado en test estandarizados “in vitro” o “in vivo” realizados en laboratorio con voluntarios humanos. Este método clasifica en varias categorías el producto de acuerdo a su SPF, información que debe quedar clara en la etiqueta o envase del producto:

FOTOPROTECCIÓN: POSICIÓN SIN RIESGOS 21

TIPO DE FOTOPROTECTOR SPF

(Fuente: Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad)

Bajo 2-4-6
Medio 8-10-12
Alto 15-20-25
Muy alto 30-40-50
Ultra 50+

El método COLIPA, aceptado por todos los fabricantes
de cosméticos europeos, también establece que los fotoprotectores deben poseer un grado de protección frente a la radiación UVA, el método de estudio y la forma de representarlo en los fotoprotectores. En cambio, no existe un método oficial o consensuado de medición y clasificación para el grado de protección frente a la radiación infrarroja.

 

 

 

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