Paso a paso del masaje Amazônia Spa
Paula Cristina Tavares de Oliveira es la propietaria del centro de estética avanzada y acupuntura Lyra (Valencia), y nos trae el masaje Amazônia Spa, que busca combinar los conceptos de salud, equilibrio y bienestar. Una técnica relajante y reparadora que pretende restaurar el equilibrio energético del paciente y disipar tanto sus tensiones físicas como las emocionales.
Desde las profundidades del interior de Brasil, Paula Cristina Tavares de Oliveira rescató y aglutinó “toda una amalgama de conocimientos que hasta ahora se han ido transmitiendo de boca en boca, generación tras generación” para crear su masaje Amazônia SPA.
Si bien muchos masajes buscan combinar los conceptos de salud, equilibrio y bienestar, este aspira, además, a diferenciarse centrándose, verdaderamente, en la sanación interior. Por ejemplo, ante un cuadro febril, donde algunos recetarían un antipirético común, en la opinión de Tavares de Oliveira hay que ahondar en el origen de la anomalía, pues bajo ella podría subyacer algo orgánico, algo sistémico, incluso alcanzando un plano emocional. “Mi técnica aborda el exterior físico al mismo tiempo que se adentra en el ser interior más puro del paciente”, explica la experta.
¿Cómo lo hace? “La clave ha sido combinar o, mejor dicho, vehiculizar estas técnicas indígenas integrando, mediante la aromaterapia, los aceites esenciales de aquellos ingredientes especiales que todo sabio sanador guarda celosamente como viejo chamán: pequi, açai o copaiba, entre muchos otros. Todo ello queda armonizado junto a otras técnicas extraídas del masaje Ayurveda. El porqué es simple: por la adaptabilidad de todas ellas entre sí, así como por la inherente conexión con el aspecto a tratar de cada persona”, nos cuenta De Oliveira.
Las fases del masaje Amazônia Spa
1. Respiración
Una vez confeccionado el cuadro diagnóstico y escogido las herramientas adecuadas del paciente, el profesional comienza trabajando con el paciente en su respiración. “Una vez esté en la camilla, todavía sentado, procederemos a inducirle una respiración profunda y lenta, pautada, rítmica, la cual él mismo sea consciente de controlar”. Una vez la persona haya alcanzado el estado de relajación deseado, se tumbará en decúbito prono y quedará lista para comenzar la experiencia. Este será nuestro punto de partida.
2. Limpieza de pies
“En casi todas las culturas antiguas, al invitado se le recibía lavándole y cuidando sus pies como muestra de respeto, hospitalidad y, por qué no decirlo, también de higiene”. Además, los pies simbolizan la unión entre el cuerpo y la naturaleza. Debemos atenderlos de manera especial, como “conductores de energía”, tanto al principio como al final de la sesión. “De este modo, cual pararrayos, quedarán preparados para derivar a tierra tanto tensiones como energías de baja vibración, además de toda la polución electromagnética que se acumula durante el día a día de manera inconsciente; en ocasiones, a lo largo de mucho tiempo”.
3. Acompañar en el masaje
“El terapeuta recurrirá a movimientos y maniobras largos, intensos, predominando las fricciones, bombeos y compresiones digitales, sirviéndose de la inercia de la trayectoria de cada uno de ellos, en forma e intención de aquello que simbolizan: la corriente de un arroyo, el susurro y vaivén a unísono de la copa de los árboles, los rápidos de un río, la fuerza de una cascada, tal y y como si la naturaleza misma fuese quien está dando el masaje”. Además, el terapeuta permanecerá descalzo durante toda la sesión, “garantizando y siendo intermediario de esa toma de tierra con la naturaleza, atendiendo a una de mis máximas: ‘si el terapeuta siente, el paciente siente’”.
4. Los otros puntos clave
Con el paciente tendido en decúbito supino, el masajista seguirá aplicando estas maniobras con la misma metódica, centrándose ahora en algunas zonas de especial consideración: el ombligo y el rostro.
“El ombligo “supone la convergencia de toda una suerte de terminaciones nerviosas, linfáticas y sanguíneas en forma de ramilletes”, explica la experta, que la medicina occidental denomina plexos. Estos puntos se trabajarán “a través de movimientos de presión circulares”. La medicina indígena también conocía y trabajaba estos puntos; de hecho, cuenta la masajista, en infinidad de culturas de la medicina ancestral, “desde el ombligo el cuerpo ‘respira’. De modo que, dicho de una manera más espiritual, si liberamos, descongestionamos y sanamos el ombligo, el resto del camino queda prácticamente hecho”.
A continuación, el terapeuta pasará a trabajar el rostro “mediante maniobras relajantes y drenantes, haciendo hincapié en los llamados puntos marmos, muy importantes en la medicina hinduista”.
5. Cerrar el ciclo
“Como punto final, con iguales maniobras y movimientos, abordaremos los miembros inferiores, incluyendo de nuevo los pies y cerrando el ciclo al que dimos comienzo, llegando al punto de partida y dando por finalizado el viaje a nuestro ser interior”, concluye la terapeuta.
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