Las reinas de la belleza II La Estética Profesional Por María Serralta

En el número anterior de Expertos en Estética comenzamos un repaso por las principales figuras de la estética en nuestro país. Hoy, añadimos el punto de vista de otras cuatro grandes profesionales que han logrado hacerse un nombre en este competitivo sector gracias a su personal visión de la estética y a su saber hacer, que las caracteriza. Son, de nuevo por orden alfabético, Gema Cabañero, Inmaculada Canterla, Estrella Pujol y Carmen Sarmiento.

(Un reportaje de María Serralta)

Orientación al cliente y solo al cliente, profesionalidad, excelencia, seguridad, eficacia y una formación continua. Serían, para estas cuatro Reinas de la Belleza, las bases fundamentales del éxito del negocio. Sin embargo, cada una de ellas tiene algo que aportar y que la diferencia: para Gema Cabañero es la tecnología puntera aplicada en tratamientos y protocolos que sean novedosos y aporten un punto diferencial. Inmaculada Canterla hace especial hincapié en la sinceridad, pues cada vez más el cliente está cansado de fantasías y falsas expectativas. Estrella Pujol pone el acento sobre la personalización: “los últimos años de crisis han constatado que ésta es imprescindible, la gente tiene menos tiempo y quiere invertir bien su dinero, no le sirven tratamientos ‘en serie’”. Carmen Sarmiento añade un apunte: el coste racional, que permita que prácticamente cualquier persona pueda acceder a los tratamientos que necesita.

 

La estética hoy en día

Europa es el primer mercado de consumo de estética del mundo, seguido por Estados Unidos y Japón. En Europa, España es el tercer mercado relevante, “y por eso tenemos que mantener el motor a pleno rendimiento”, explica Carmen Sarmiento. Hoy en día el concepto de la belleza y de la estética es global, y se entiende como un todo: la persona quiere verse bien por fuera pero también sentirse bien por dentro, lo que ha supuesto una revolución tanto para el profesional como para la clienta, añade Estrella Pujol. En medio de este panorama, surgen nuevas figuras y nuevos expertos que buscan proporcionar un camino de salud, belleza y bienestar global con un abordaje multidisciplinar y holístico. La entrada de otras disciplinas en el campo de la estética, como la farmacia o la cosmecéutica, han hecho que éste se enriquezca y se convierta en algo más global, más científico, más riguroso y mejor enfocado para lograr el objetivo último: mantener la belleza y retrasar los signos visibles del paso del tiempo.

Mirando hacia el pasado más reciente cabe destacar cómo ha ido ganando importancia la prevención en la estética: los tratamientos, las técnicas e incluso la aparatología intentan adelantarse a la jugada y controlar el envejecimiento de forma gradual, luchando para ralentizarlo y evitar que sean necesarias medidas más drásticas. Es, ahora mismo, el día a día de la estética.

 

La esteticista en el siglo XXI

Según la particular visión de Inmaculada Canterla, farmacéutica y experta en cosmecéutica, la esteticista es parte del equipo pluridisciplinar que se debe encargar del cuidado de la piel para ralentizar su envejecimiento: mientras ella se ocupa de realizar con precisión y buenas técnicas los tratamientos en cabina (dando especial importancia a las técnicas de masaje), el médico especializado en estética debe encargarse del diagnóstico; y el farmacéutico especializado en cosmetología y antiaging debe revisar, valorar y explicar todo lo relativo a los principios activos y los ingredientes que se aplican en la piel. Considera que tradicionalmente todos estos conceptos estaban mezclados, y que nadie se había ocupado en profundidad de la formulación de los activos que tienen que ejercer diariamente una acción en la piel.

Estrella Pujol añade una nueva visión: en los tiempos que corren, la esteticista necesita mucho más que unas buenas manos, y hace un papel de acompañamiento, incluso de confidente y en ocasiones, de psicóloga. Hoy, la esteticista es, para ella, una coach de belleza y salud. Lo mismo opina Gema Cabañero: “la esteticista actúa más como una coach de belleza. Cuando vienen a vernos tenemos que saber realmente qué quieren y aconsejarles en todo momento si lo que piden es lo que de verdad necesitan para conseguir su objetivo”. Carmen Sarmiento apunta, para concluir, que la democratización de la estética ha hecho que el perfil de la esteticista varíe entre el asesoramiento en nuevos recursos y el terapeuta especializado en la piel: “el buen profesional de estética es un asesor, un consultor y un terapeuta de la piel”, sentencia.

Respecto a esta democratización, que ha hecho que la estética ya no sea algo elitista, Gema Cabañero insiste en un punto: la principal consecuencia negativa ha sido la mala praxis de algunas clínicas o centros, en las que “intrusos” poco profesionales ofrecen tratamientos a bajo coste sin tener en cuenta cada caso, y orientándose, según añade Carmen Sarmiento, al volumen y no a la calidad de los tratamientos.

 

Nuevas visiones, técnicas y diagnósticos

La combinación del know how de distintos expertos con rigor científico con la última tecnología (sin dejar de lado las técnicas ancestrales de probada eficacia) ha dado lugar a un nuevo panorama en el que la estética y los tratamientos se pueden medir y mostrar con datos exactos sobre el papel o la pantalla del ordenador. A día de hoy, ya es posible medir el nivel de envejecimiento interior con una precisión inédita, logrando detectar con exactitud las carencias y los desequilibrios de los elementos estructurales de la juventud facial y corporal. A nivel facial se puede cuantificar la tasa de estrés oxidativo, el nivel de glicación dérmica, los poros e impurezas no visibles o los daños futuros en la piel, entre otros. A nivel corporal, se puede medir desde el nivel de inflamación celular hasta la proporción de grasa tóxica que se posee, directamente relacionada con el proceso de envejecimiento. Es lo que hace con su diagnóstico Inner Wellness Gema Cabañero, con el fin de recomendar el tratamiento más adecuado para cada cliente y que los resultados sean óptimos.

Como dice Carmen Sarmiento, cada piel y cada persona son únicas, y se necesita manejar gran cantidad de parámetros para lograr los objetivos. El conocimiento y el reciclaje continuo, unidos a la investigación y la formación permanentes, son las claves para lograr el éxito y la continuidad en el sector de la estética. Todas ellas, con una buena dosis de ilusión, trabajo y dedicación.

 

Personalización máxima

“Interés verdadero, dedicación y no escatimar tiempo en preguntar y en escuchar para acertar en el diagnóstico y aplicar el mejor tratamiento o terapia personalizados”. Sería, según Estrella Pujol, una de las bases para acertar con los tratamientos y cumplir las expectativas de los clientes. Lo mismo considera Carmen Sarmiento, para la que conocer las necesidades de la piel es tan básico como saber cómo pueden interactuar los activos en cada persona según sus hábitos, su estilo de vida o incluso su personalidad. “Es fundamental estar en contacto con ellos para lograr el tratamiento perfecto para cada persona. La atención individualizada y una gran inversión de tiempo en laboratorio definen el éxito del tratamiento”, afirma.

En esta misma línea, Inmaculada Canterla insiste en la importancia de la composición de los ingredientes que van a trabajar en la piel, su concentración y cómo están formulados, para que puedan penetrar en la piel y para que la absorción y la biodisponibilidad sean altas. “Por eso es necesario realizar una primera consulta de valoración para establecer un tratamiento correcto, ordenarlo y explicar su función. Ahora bien: no hay tratamiento eficaz si no hay un buen cumplimiento terapéutico por parte del paciente, por tanto parte importante del éxito del tratamiento será el seguimiento de los resultados”. Por su parte, el valor extra que aporta Cosmeceutical Center a esta máxima personalización de los tratamientos radica en el conocimiento en profundidad de la formulación y de los principios activos que se aplican en cada uno de los casos, a través de un servicio / prescripción totalmente individualizado, y un seguimiento en profundidad de los resultados. Además, es fundamental “explicar minuciosamente a las personas que deciden cuidarse cuáles son los pasos a seguir, qué opciones terapéuticas tienen, así como dar respuesta a sus necesidades desde la ética y la sinceridad y acompañar cualquier tratamiento con hábitos y alimentación saludables”, concluye.

Al diagnóstico exhaustivo y totalmente a medida, Gema Cabañero le añade un plan personalizado de nutricosmética con su sistema 180 The Concept, punto clave del método de trabajo de su centro. Para ella, junto con la cosmética y la aparatología, la nutricosmética personalizada sería el secreto que borra el desgaste provocado por la vida diaria y el paso de los años, y que provoca carencias en el organismo que se reflejan en el exterior de forma visible.

 

 

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